Siempre me imagino como serán las cosas de aquí a 50 años o más, a veces me permito soñar más allá del tiempo que me tocará vivir. Es divertido, la imaginación da para mucho. Todos fuimos esos niños que se imaginaron coches voladores, naves espaciales, robots por las calles, todo automatizado con la posibilidad de no hacer nada más que dar una orden.
Las películas futuristas a veces son catastróficas, otras muy optimistas, creo que no será un camino fácil, pero tampoco será tan trágico, creo yo.
En la colección de cuentos Nueve Futuros, de Isaac Asimov se cuenta en uno de sus capítulos un futuro interesante y a veces puede que con tintes ridículos, pero las historias, son las historias y me gustan tal como están. El caso es que en la historia se describe un futuro en el que los seres humanos ya no aprendemos mediante el método de ir a una escuela o academia, esas cosas han desaparecido. Ahora (en ese futuro) existe una máquina que imprime en el cerebro de los jóvenes los conocimientos. Cuando son niños se les enseña a leer (si a eso se le puede llamar enseñar), luego en la siguiente etapa conocimientos generales, y en la última etapa conocimientos específicos sobre un área en concreto.
También hay actualizaciones de conocimiento, cada vez que se necesita que alguien sepa algo de alguna área se le imprime un parche mental que añade el nuevo conocimiento al viejo. Al protagonista de la historia le sucede algo realmente traumático para su tiempo. Antes de que graben el conocimiento específico en el cerebro, se les hace una prueba de aptitud que indica que tipo de conocimiento se les imprimirá.
Pues al prota resulta que su prueba de aptitud le arroja cero resultados, el no es apto para ninguna actividad, su cerebro no está capacitado para realizar un trabajo determinado. En un principio puede parecer agobiante, pero el final no tanto. Él es un ser humano que crea nuevos conocimientos, él es creativo, adaptable, versátil y eso le convierte en especial. En un principio no se lo toma bien, porque casos como el suyo son ocultados a la sociedad, son los divergentes de su mundo, lo único que son valorados como joyas de la evolución humana.
Bueno, pues lo que quería con era contar una educación posible en el futuro, puede que dentro de mil años o más, pero es una posibilidad. Aunque si lo pensamos bien, personas como nosotros, ya no serán necesarias y además, el que tuviera más dinero podría pagarse todas las actualizaciones de conocimiento posible, es decir que la formación seguiría teniendo un condicionamiento de clase. También, se limita la diversidad, la creatividad, todos aprendemos de forma diferentes y concebimos el conocimiento con perspectivas distintas, aunque sea el mismo.
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